Este sitio web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuaria/o posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestro web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de este sitio web encuentras más interesantes y útiles.

Conchita de Fuentes, con 91 años (@abueliconchita2); la octogenaria Mª del Carmen Valencia (@layayamaricarmen), y Droniak (@grandma_droniak), con 95, acumulan cientos de miles de seguidores en las redes sociales.
La revolución de las abuelas ‘influencers’ en las redes
La presencia de mujeres mayores de 65 años como creadoras de contenido en redes sociales ha experimentado un crecimiento sorprendente. Hoy en día es cada vez más común encontrarse con abuelas que comparten recetas de cocina, consejos de vida, críticas de productos o sencillamente humor en plataformas como TikTok, Instagram o Facebook. ¿Qué explica este fenómeno? ¿Cómo han cambiado las estadísticas de uso de Internet entre nuestros mayores en los últimos años? Y, sobre todo, ¿qué ejemplos concretos de abuelas ‘influencers’ lideran esta tendencia?
Las nuevas generaciones de abuelas se han apropiado de las tecnologías. En España, el 80,5% de los hombres y el 79,3% de las mujeres de 65 a 74 años usa Internet de forma frecuente. Y no solo eso: plataformas emergentes como TikTok tienen hoy un segmento sénior creciente. Según un estudio de NielsenIQ, en 2023 el 40% de los españoles mayores de 65 años usaba TikTok mensualmente, una proporción impensable hace solo unos años. En cifras globales, España cuenta con unos 39,7 millones de usuarios de redes sociales (el 83,6% de la población total), y según el ONTSI (Observatorio Nacional de Tecnologías y Sociedad) casi el 40% de los mayores de 75 a 84 años se conecta a Internet semanalmente. En resumen: nunca antes tantos mayores habían estado activos en redes, creando y consumiendo contenidos digitales.
Este incremento en la conectividad ha facilitado que muchas mujeres mayores se conviertan en creadoras de contenido, aprovechando las plataformas digitales. Este fenómeno, conocido como la ‘revolución silver’, está redefiniendo las percepciones sobre el envejecimiento y la participación de los mayores en la sociedad digital.
Canales como Las Recetas de la Abuela (1,2 millones de seguidores en Facebook) o Abuela Moderna (@abuelamoderna_imagen; 845.000 seguidores en Instagram) son ejemplos de esta tendencia global. Pero ¿qué hay detrás de este boom? ¿Cómo han logrado estas mujeres construir comunidades digitales tan sólidas?
Autenticidad, conexión y ruptura de estereotipos
El fenómeno de las abuelas influencers se explica por una combinación de factores que van más allá de lo digital. En primer lugar, destaca su autenticidad y naturalidad, cualidades que las diferencian de muchos influencers jóvenes. Las abuelas no tratan de ser modelos profesionales, sino ellas mismas. Muestran arrugas, torpezas y virtudes cotidianas sin filtros ni poses forzadas. Esta autenticidad resulta refrescante en un entorno digital saturado de perfección.
NOTICIAS RELACIONADAS
– Diseñadores y publicistas buscan modelos ‘silver’
– Los ‘influencers’ que normalizan la discapacidad
La conexión emocional va más allá de lo superficial, creando puentes intergeneracionales. Muchos jóvenes recuerdan a sus propias abuelas al ver a estas influencers, lo que crea un lazo inmediato. Al mismo tiempo, las abuelas se muestran abiertas al mundo joven, adaptándose a los códigos de cada red (trends, música viral, etc.), rompiendo barreras generacionales. La brecha tecnológica se estrecha así gracias a las redes sociales. Las plataformas permiten compartir historias que “desafían los estereotipos tradicionales sobre el envejecimiento”, fomentando empatía entre públicos de diferentes edades.
El contenido que comparten estas abuelas suele girar en torno a valores familiares y tradiciones, desde recetas heredadas hasta consejos de vida, lo que genera una respuesta emocional positiva en su audiencia. Muchas aparecen junto a sus nietos o hijos, reforzando esa imagen de unidad familiar que tanto resuena en los seguidores y provocando una respuesta emocional positiva en la audiencia.
Además de la ternura, el humor y la espontaneidad son otros de sus sellos distintivos. Unas han ganado popularidad por sus bromas descaradas y su energía contagiosa, mientras que otras como Droniak (@grandma_droniak) han viralizado un enfoque humorístico incluso sobre temas tradicionalmente serios.
Finalmente, estas abuelas digitales están rompiendo estereotipos profundamente arraigados sobre la vejez. Al mostrarse activas, creativas y plenamente integradas en la modernidad, están redefiniendo lo que significa envejecer. Como señalan diversos estudios, la representación positiva de los mayores en redes sociales puede mejorar su autoestima y cambiar percepciones sociales. Su éxito radica precisamente en que no buscan la perfección, sino la creación de comunidades basadas en el afecto y la honestidad, valores que, en última instancia, son los que las hacen verdaderamente virales.
Nunca tantos mayores habían estado activos en redes, creando y consumiendo contenidos digitales. En España, en torno a un 80% de los que tienen entre 65 y 74 años usan Internet de forma frecuente.
Las influencers a los que todos siguen
El fenómeno de las abuelas influencers se ha extendido por todo el mundo, demostrando que el talento y el carisma no entienden de edad. En España, Rosa (@conbuenhumor) se ha convertido en toda una sensación con sus 83 años y más de 9,4 millones de seguidores en TikTok. Originaria de Higuera de Calatrava (Ciudad Real), esta abuela andaluza conquista a su audiencia por su espontáneo humor, cámaras ocultas y recetas caseras que transmiten alegría y autenticidad. Su éxito radica precisamente en esa actitud positiva y cercana que la ha convertido en un referente digital.
Junto a Rosa, otras abuelas españolas están dejando su huella en las redes. Mari Carmen (@layayamaricarmen), de 82 años, se hizo viral durante la pandemia con un divertido vídeo en la cocina y hoy acumula más de 350.000 seguidores con sus recetas y consejos hogareños. Carmentxu (@laabucarmentxu), por su parte, ha cautivado a casi 300.000 personas con su estilo desenfadado y sus entrañables interacciones con su perro. Mientras tanto, Conchita de Fuentes (@abueliconchita2), de 91 años, comparte reflexiones llenas de sabiduría en Instagram, recordándonos que “la felicidad no depende de lo que tienes, sino de cómo lo miras”.
El fenómeno trasciende fronteras. En Estados Unidos, Lyn Slater, conocida como Accidental Icon, ha revolucionado el mundo de la moda a sus 65 años, demostrando que el estilo no tiene fecha de caducidad. Por su parte, Wanda Droniak (@grandma_droniak), una abuela polaco-estadounidense de 93 años, ha acumulado más de 9 millones de seguidores en TikTok con su peculiar humor sobre la muerte, abordando con naturalidad un tema tradicionalmente tabú.
En Latinoamérica, la pareja boliviana Mamá Chela y Papá Beto, con casi 90 años, han sumado 6,5 millones de seguidores bailando y cocinando desde su hogar en La Paz. En Japón destaca la influencer Yoshino (@yoshino.grandma), una abuela de unos 80 años con más de 270. 000 seguidores en Instagram. Su contenido mezcla humor, consejos de belleza tradicional japonesa y reivindicación de la cultura local.
Rosa (@conbuenhumor) hace videos de humor con su nieto y cuenta con más de 9,4 millones de seguidores en TikTok.
Mucho más que entretenimiento
El fenómeno de las abuelas influencers ha trascendido el ámbito del mero entretenimiento para convertirse en un catalizador de cambio económico y social. Estas creadoras sénior están demostrando que la edad no es un obstáculo para emprender, reinventarse o convertirse en referentes culturales, abriendo nuevas oportunidades tanto para ellas mismas como para la sociedad en general.
En el plano económico, estas abuelas digitales han encontrado en las redes sociales una fuente de ingresos inesperada. Marcas como Leroy Merlin, VIPS, Azucarera o Magnum han identificado el potencial de estas creadoras para conectar con audiencias diversas, contratándolas para campañas publicitarias que buscan llegar tanto a públicos mayores como a generaciones más jóvenes. Un caso paradigmático es el de la cadena VIPS, que colaboró con las ya mencionadas Rosa y Mari Carmen para promocionar su línea de sándwiches, demostrando cómo el humor intergeneracional puede ser una potente herramienta de marketing. Estas colaboraciones no solo benefician a las marcas, sino que permiten a estas mujeres generar ingresos a través de patrocinios y publicidad, transformando lo que comenzó como una afición en una profesión tardía pero gratificante.
Más allá de lo económico, el impacto social de este fenómeno es igualmente significativo. Para muchas de estas abuelas, las redes sociales han representado una segunda oportunidad profesional después de la jubilación, permitiéndoles descubrir vocaciones como creadoras de contenido.
Socialmente, la visibilidad de estas abuelas está transformando la percepción colectiva sobre el envejecimiento. Al mostrar a personas mayores aprendiendo nuevos bailes virales, experimentando con maquillaje o compartiendo sabiduría acumulada, están desafiando los estereotipos tradicionales que asociaban la vejez con el declive. Campañas como la de Azucarera, centrada en transmitir recetas tradicionales, evidencian cómo estas creadoras están facilitando un diálogo intergeneracional valioso. Como bien resume Rosa, su objetivo va más allá de los likes: “Nunca es demasiado tarde para aprender algo nuevo y disfrutar la vida al máximo”.
En conjunto, este movimiento ha generado una economía creativa alrededor de los contenidos sénior (desde marketing de afiliación hasta libros de recetas) mientras abre espacios de reflexión sobre el envejecimiento activo. Las abuelas influencers no solo están cambiando su propia realidad, sino que están transformando la forma en que la sociedad percibe y valora la experiencia y vitalidad de las personas mayores.
Rosita Alvarado asesora sobre moda e imagen en @abuelamoderna–imagen y tiene más de 800.000 seguidores en Instagran.
¿Y el futuro?
El futuro del fenómeno pinta al alza. España ya es un país envejecido: en 2024, el 20,75 % de la población tenía más de 65 años. La proyección demográfica indica que este segmento seguirá creciendo por décadas. Al mismo tiempo, las nuevas generaciones de jubilados son más tecnológicas: muchos fueron nativos digitales (o al menos alfabetizados) con computadoras e internet, y mantienen interés por conectarse con familiares por WhatsApp, Facebook o TikTok.
Las propias plataformas tecnológicas están tomando nota. Por ejemplo, se están desarrollando interfaces más accesibles (tamaños de letra mayores, comandos por voz, interfaces simplificadas) pensando en usuarios mayores. Además, programas de formación en competencias digitales (tanto públicos como privados) incentivan a los mayores a utilizar redes sociales con seguridad. Estas medidas facilitarán que más personas de 65+ se sumen a crear contenido.
En términos de audiencia, se espera que la demanda de contenido dirigido a mayores también crezca. Desde tutoriales de salud y bienestar hasta proyectos de turismo sénior, existe un ‘mercado plata’ pujante. Las abuelas influencers bien posicionadas podrán aprovechar esta tendencia para ampliar sus comunidades y diversificar sus formatos (podcasts, charlas presenciales, libros, etc.).
Son pioneras en un terreno que combina tradición y modernidad, enseñándonos que la creatividad y el talento no tienen edad. Al romper esquemas y emocionar a miles (o millones) de seguidores, estas mujeres mayores están cambiando poco a poco la conversación sobre qué significa envejecer en el siglo XXI.