Primeros informes CSRD: avances, vacíos y retos en la sostenibilidad empresarial

Primeros informes CSRD: avances, vacíos y retos en la sostenibilidad empresarial

En los primeros meses de 2025 las empresas europeas han ido publicando sus primeros informes de sostenibilidad bajo la Directiva CSRD. Un estudio de PwC analiza sus prácticas y revela tendencias clave en gobernanza, materialidad, arquitectura de datos y aseguramiento externo.

La entrada en vigor de la Directiva de Información sobre Sostenibilidad Corporativa (CSRD) en enero de 2024 ha redefinido las coordenadas de la gestión empresarial en Europa. La norma establece por primera vez un marco común, obligatorio y auditable para la publicación de información sobre sostenibilidad, obligando a las grandes compañías a rendir cuentas sobre sus impactos ambientales, sociales y de gobernanza con el mismo nivel de rigor que en la información financiera.

Durante el primer trimestre de 2025, 250 empresas europeas publicaron ya sus primeros informes de sostenibilidad alineados con la CSRD y los estándares ESRS. El análisis elaborado por PwC a partir de esta muestra temprana ofrece una visión clara de las dinámicas que están emergiendo en el terreno: una heterogeneidad notable en metodologías, una madurez todavía incipiente en ciertos temas críticos y una preocupación transversal por la arquitectura de datos y la trazabilidad de la información reportada.

En paralelo, la Comisión Europea ha planteado un cambio parcial en el calendario de aplicación a través del llamado paquete Omnibus, que propone aplazar la entrada en vigor de la directiva para determinadas empresas. La iniciativa pretende responder a la presión ejercida por determinados sectores industriales y Estados miembro, sin renunciar a los elementos esenciales de la directiva: doble materialidad, aseguramiento independiente, cadena de valor completa y foco estratégico.

Este cruce entre avance práctico y ajuste político determina un momento decisivo. Las empresas que ya han reportado ofrecen una fuente rica de aprendizajes y advertencias. Y las que disponen aún de uno o dos años por delante no deben entender la prórroga como una pausa, sino como una oportunidad para prepararse con mayor solidez, evitando errores que puedan derivar en salvedades, sobrecostes o perjuicios reputacionales.

El marco normativo redefine la rendición de cuentas

La CSRD se presenta como una evolución directa de la Directiva sobre divulgación de información no financiera (NFRD), pero introduce cambios estructurales: un marco único de estándares (los ESRS), una delimitación clara de la doble materialidad, la exigencia de aseguramiento externo, el tratamiento de toda la cadena de valor y la obligación de integración en el informe de gestión.

Se trata de una arquitectura normativa que no pretende simplemente ordenar la información, sino activar un nuevo tipo de gobernanza empresarial.

Los estándares ESRS, ya en vigor, abarcan más de mil puntos de datos posibles, muchos de los cuales requieren información por país, por actividad o por centro de trabajo. Los temas obligatorios incluyen el cambio climático, la biodiversidad, la igualdad, el modelo de negocio y la gobernanza interna. En conjunto, el marco aspira a convertir la sostenibilidad en un eje de rendición de cuentas y en una fuente de comparabilidad entre empresas, sectores y geografías.

El análisis revela una heterogeneidad notable en metodologías, una madurez incipiente en algunos temas críticos y una preocupación transversal por la arquitectura de datos y la trazabilidad de la información reportada.

El paquete Omnibus todavía debe ser aprobado por el Parlamento Europeo y el Consejo, pero su impacto va más allá del simple calendario. Sugiere elevar el umbral de empleados de 250 a 1.000, lo que reduciría significativamente el número de empresas dentro del ámbito obligatorio, e incluye el compromiso de revisar los estándares ESRS con el fin de reducir su complejidad y adecuarlos mejor a las capacidades de las empresas más pequeñas.

Sin embargo, en esta fase del proceso legislativo no existe claridad sobre el alcance final de dicha simplificación ni sobre si se verán afectados principios estructurales como la doble materialidad, el grado de granularidad de los datos o el perímetro de temas obligatorios.

La evaluación de materialidad y cobertura temática 

Una de las observaciones más relevantes del análisis realizado por PwC es la notable variabilidad en la cantidad de impactos, riesgos y oportunidades (IROs) identificados: algunas compañías reportaron menos de diez, mientras que otras superaron los 120.

Esta amplitud refleja tanto diferencias en la madurez metodológica como en la capacidad operativa para recopilar y gobernar datos. También pone de manifiesto la ausencia, por el momento, de enfoques metodológicos estandarizados que permitan una comparabilidad efectiva entre empresas.

En relación con el proceso de evaluación de doble materialidad, la mayoría de las compañías indicó haber involucrado a grupos de interés internos, pero fueron muchas menos las que explicitaron el alcance de la participación externa. Algunas ofrecieron además explicaciones sobre por qué determinados temas quedaron fuera del informe, aunque dicha práctica no es obligatoria, salvo en el caso del estándar de Cambio Climático.

Esta asimetría en el nivel de transparencia sugiere que el marco interpretativo de la doble materialidad aún está en fase de asentamiento.


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Por otro lado, la cobertura temática presenta claras tendencias. Los temas más abordados han sido cambio climático (mitigación, adaptación y energía), fuerza laboral propia (especialmente en condiciones laborales) y conducta empresarial (con foco en cultura corporativa, relaciones contractuales y canales de denuncia).

En contraste, aspectos como biodiversidad, recursos hídricos y comunidades afectadas han sido tratados con menor frecuencia, a pesar de su relevancia estructural en sectores como alimentación, energía o minería.

Estas diferencias coinciden con los resultados de la Encuesta Global CSRD de PwC 2024, en la que ejecutivos de múltiples sectores priorizaron de forma similar los temas a reportar. La conclusión operativa es clara: los temas menos visibles podrían convertirse en áreas críticas de mejora y diferenciación en próximos ciclos de reporte.

Los temas más abordados en los informes de sostenibildad han sido el cambio climático, la propia plantilla y la conducta empresarial. Otros, como la biodiversidad o recursos hídricos han sido menos tratados.

Gobernanza, aseguramiento y narrativa estratégica

Más allá de la identificación de riesgos e impactos, el estudio de PwC evidencia una orientación defensiva en la mayoría de los informes revisados.

La mayoría de las empresas centran su análisis financiero en amenazas derivadas de la transición climática, la presión normativa, la escasez de recursos o el riesgo reputacional. Son escasas, en cambio, las que logran traducir la sostenibilidad en oportunidades reales de negocio, tales como apertura de nuevos mercados, reducción del coste de capital, eficiencia operativa o diferenciación de producto.

Este desequilibrio limita el valor estratégico del informe y reduce su capacidad para informar decisiones corporativas de largo plazo.

El cumplimiento de la obligación de aseguramiento independiente (al menos en su forma limitada) ha sido generalizado en todos los informes. No obstante, un número reducido de empresas optó por un aseguramiento razonable para indicadores seleccionados, en particular relacionados con emisiones de gases de efecto invernadero o métricas de plantilla. Una sola compañía aplicó aseguramiento razonable al informe completo, lo que ilustra el desafío que aún representa alcanzar ese nivel de garantía.

La mayoría centra su análisis financiero en amenazas derivadas de la transición climática, la presión normativa o el riesgo reputacional, pero muy pocas traducen la sostenibilidad en oportunidades reales de negocio.

En términos cualitativos, los informes de los auditores contienen múltiples párrafos de “énfasis”, “otros asuntos” y “limitaciones inherentes”, centrados en la incertidumbre de los métodos de medición, las dificultades para comparar datos longitudinales y la fragilidad de los procesos de materialidad. Estos comentarios actúan como señales tempranas para reforzar los controles internos y profesionalizar la cadena de datos no financieros.

Por último, las llamadas divulgaciones específicas de la entidad (aquellas que se elaboran cuando un tema material no está cubierto en los ESRS transversales) han comenzado a emerger en algunas áreas clave. La más común ha sido la gobernanza de los datos ASG, seguida por la gestión de la ciberseguridad y la inteligencia artificial.

Algunas empresas también han optado por incluir información sobre su contribución fiscal total, aunque este punto aún no está estandarizado en los requerimientos actuales. Estas divulgaciones voluntarias reflejan, en parte, un esfuerzo por anticiparse a expectativas y por mostrar proactividad en temas que se perciben como emergentes.

En conjunto, el panorama es mixto: por un lado, existe un esfuerzo evidente por parte de las empresas pioneras; por otro, persisten debilidades técnicas, limitaciones de enfoque y una narrativa aún centrada en la gestión del riesgo.

A medida que avance el calendario regulatorio y aumente la presión de inversores, auditores y sociedad civil, se espera que estas memorias evolucionen hacia documentos con mayor profundidad analítica, gobernanza sólida y orientación estratégica clara.

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